martes, 2 de octubre de 2012

UNA EXPERIENCIA DE LA SELVA A LO URBANO

Yagé, la planta Sagrada de los indígenas del Amazonas

Grupos indígenas de la amazonía colombiana pudieron conservar y mantener algo de sus prácticas de chamanismo, que se basan en el consumo del yagé, su planta más preciada.

De estos grupos se reconocen los siguientes: los kamsá, del Valle del Sibundoy; los siona, habitantes del río Putumayo; los cofanes, del río Putumayo, San Miguel y Guamuez; los coreguaje, localizados sobre las márgenes del río Orteguaza; uitotos, del río Caquetá y sus afluentes; los ingas, del Valle del Sibundoy y Mocoa. 

La introducción del yagé al medio citadino ha sido elogiada y vituperada. Ésta planta sagrada para algunas culturas cumple con su función de generar en el que la consume estados alterados de conciencia. No se sabe con exactitud cuál etnia es la poseedora original del conocimiento de la planta ni tampoco cuál la trajo a la ciudad. La crónica e investigación de Jimmy Weiskopf, titulada: Yajé, el nuevo purgatorio, cuenta que las tomas urbanas empezaron en Bogotá. Estudiantes de antropología de la Universidad Nacional iban a las comunidades y eran invitados al ritual por el chaman. A mediados de los 80 es cuando se tiene referencia de la primera toma de yagé. De ahí en adelante, el fenómeno creció lentamente hasta el punto que se hacen tomas cada quince u ocho días.


Los indígenas les atribuyen las enfermedades al mundo de los espíritus y, a través del efecto del trance producido por el yagé, pueden penetrar a ese mundo que, para ellos, es el real, un mundo donde descubren la raíz de la enfermedad, su causa y posible cura. Por eso, en los rituales de yagé hacen sanaciones. 



Las visiones que genera el efecto de la planta son llamadas pintas, de ahí la inspiración artística para la elaboración de sus artesanías. Esto demuestra la importancia cultural de la planta en su manifestación material. El bejuco del alma Ayahuasca, como la llaman en Ecuador y Perú, quiere decir, el bejuco del alma o el bejuco de los muertos; en Brasil se le conoce como cappi, y en Colombia, yagé. Su nombre genérico es Banisteriopsis. La harmalina es su principal alcaloide. 



Germán Zuluaga Ramírez, en el texto Cultura del yagé, un camino de indios, afirma que es un potencial antidepresivo para uso en psiquiatría. El bejuco es cortado fresco, se tritura, puede ser mezclado con otras plantas que los aborígenes llaman hermanas. Luego se pone en una olla a hervir durante ocho horas hasta que la bebida quede lo suficientemente concentrada.



En Medellín (Colombia) las tomas no tienen fechas definidas, cuando el taita puede venir, se realiza. Los taitas más conocidos que vienen a la ciudad son: Florentino, Juan Bautista, Domingo, Luis Portilla, y del Ecuador, Tunky Alvino. 

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